Renovar a Ricardo Gareca. Ese es el santo y seña del fútbol peruano que, pese a quedar apeado a las primeras de cambio en el Mundial de Rusia mantiene una fe ciega en el trabajo del preparador argentino que llevó la ilusión al país por vez primera en 36 años.

Las dos derrotas con cero goles no han restado ni un ápice de crédito en el trabajo de un hombre que llegó al frente de la blanquirroja en 2015, que mantiene el aliento de una hinchada apasionada con su obra.

Las encuestas en Perú dicen que el 99 % quiere que siga, una opinión que también comparte la Federación Peruana de Fútbol (FPF) que sin embargo sabe que no será una labor fácil.

El Gareca que ficharon no es el mismo Gareca de ahora. El técnico de "Tigre" se ha labrado un prestigio, ha clasificado a una selección que desde 1982 se había estrellado en el intento y, sobre todo, ha conseguido que un equipo que no cuenta con jugadores en los grandes campeonatos haya dejado una huella de fútbol bonito y ordenado en el Mundial de Rusia.

Nadie en Perú duda de que Gareca ha revalorizado el fútbol de su país, pero tampoco hay discusión de que también él mismo tiene ahora un mayor valor.

¿Aceptará el técnico las propuestas de renovación del contrato que acaba tras el Mundial? Por el momento el seleccionador argentino guarda silencio y mantiene su idea de hablar solo cuando acabe el Mundial.

A Perú le queda el último partido el próximo martes contra Australia en Sochi, donde solo se jugarán el honor frente a una selección que mantiene alguna opción de meterse en octavos.

El director técnico de Perú, Juan Carlos Oblitas, avisó de la importancia de no dejar el Mundial con una derrota, como sucedió en sus dos últimas participaciones.

Solo entonces se abrirá la "operación Gareca", que pasa por seducir a un seleccionador que mostrará entonces si el fútbol peruano colma su ambición.

Gareca puede tener un ojo puesto en su país natal, que atraviesa una crisis profunda y que ve como su seleccionador, Jorge Sampaoli, se tambalea.

Si cae, el nombre del actual preparador de Perú estaría alto en la lista de posibles sustitutos y eso se sabe en Lima: "Si el rival es Perú, es un rival muy duro", confesó Oblitas sabedor que la llamada de la patria puede dejarles sin el artífice de su resurrección.

Por el momento, nada se mueve en Perú a la espera de lo que decida el "Tigre". Tras el Mundial, la blanquirroja tiene programados dos amistosos, contra Alemania y Holanda, y en la FPF "no hay plan B", según confesó Oblitas. O Gareca o el caos.

Pero incluso sin él al frente, el proyecto ha dejado ya unos cimientos sobre los que asentar su herencia.

Perú ha regresado a la élite del fútbol mundial, donde ha dejado dos huellas claras: la primera, la de un fútbol atractivo, ofensivo y bien pensado, que mereció mejor suerte ante Dinamarca y rivalizó, de tu a tu, contra Francia, toda una subcampeona de Europa plagada de estrellas.

La segunda, la de una afición portadora de un entusiasmo impresionante que ha vestido con la franja roja cada ciudad que han pisado en Rusia, una efervescencia nueva, impulsada por el anhelo que ha creado esta generación de jugadores y este técnico.

"Lo más importante es la empatía que se logró entre la hinchada y la selección. Creo que este grupo le devolvió el sueño a la gente, por creer en el fútbol y en el país", resumió Oblitas.

EFE